Hablamos de una de las últimas modas en alimentación, los fermentados y de cómo sus propiedades pueden ayudarnos.
Los alimentos fermentados están de moda. Sus propiedades antioxidantes y sobre todo su componente probiótico hacen que cada vez seamos más los que los incorporemos a nuestra alimentación.
Entre todos los fermentados, uno del que hemos oído hablar mucho es el té kombucha.
El té kombucha es el resultado de la fermentación de té y azúcar. De esta combinación aparece el scoby (colonia de bacterias y levaduras) que consume prácticamente todo el azúcar. El resultado es una bebida ácida de burbujas naturales gracias a la fermentación.
El kombucha se hizo famoso, haciéndose un hueco en el mundo de la alimentación, cuando muchas famosas comenzaron a tomarlo. En España ni más ni menos que la reina Letizia es consumidora de esta bebida.
Pero esto del kombucha no es nada nuevo. Su historia tiene más de 2.000 años y como no podía ser de otra manera tratándose de té, comienza en China. Dicen las leyendas que los samuráis lo tomaban antes de la batalla para que les diera energía. Después, los emperadores Chinos comenzaron también a consumirlo y lo bautizaron como el elixir de la vida. Suponemos que por sus múltiples propiedades. Hoy en día es considerado un superalimento por la cantidad de vitaminas, aminoácidos, enzimas, y ácidos orgánicos. Además de ser un probiótico y tener propiedades antioxidantes como hemos dicho.