El café es un producto que pasa por casi "100 manos" antes de llegar al consumidor, los hosteleros tienen la difícil tarea de ser la última mano del proceso. Todos los que estamos antes de esa última mano dependemos de ellos.
Lo primero es que todo el personal que va a hacer café en un local de hostelería debe tener una formación previa. Para que lo entendamos con un ejemplo simple, ¿dejaríais que alguien que no tiene la formación de dentista os hiciese una revisión o un empaste? Pues esto es lo que deberíamos pedir a nuestro equipo, ¿quieres hacer café? fórmate, es muy sencillo hacer algo bueno pero es igual de sencillo hacerlo muy mal. Con un poco de formación notaremos la mejoría en este aspecto.
Segundo paso. Si estás trabajando en un local donde sirves café (u otros productos) deberías ser el primer interesado en conocerlo, estar informado del café que compramos. Esto nos dará mucha confianza a la hora de venderlo. Cuando vamos a tomar café a una cafetería la pregunta inicial es "¿qué quieres tomar?" y contestamos "un café con leche por favor", y en este punto termina la comunicación con el cliente hasta el momento de ir a cobrar. Debemos ir un poco más allá, si el cliente vemos que se presta a ello deberíamos dar unas "pinceladas informativas sobre el café". Siempre existe un momento en el que poder indicarle algún dato sobre lo que está tomando... gran punto de referencia frente a la competencia. "Vas a tomar un café 100% arábica", "sabes que este café es de la región de Chiapas, Mexico"... el cliente percibirá la importancia que tiene para nosotros el producto, se dará cuenta de lo mucho que lo valoramos.
Y el último paso, pero no menos importante, sonríe y siempre que se pueda preguntad a los clientes si quedaron satisfechos con el café. Debemos conocer su opinión. Algunas veces sacaremos poco provecho de ella pero en la gran mayoría, nos ayudará a mejorar en nuestro servicio.